“No tengo tiempo. Mi día debería tener 48 horas”. Cuando lo repites como un mantra es un signo irrevocable de que tienes un serio problema con el tiempo y creedme cuando os digo que es una de mis citas célebres. Al final se hace realidad y el tiempo se encoge como una prenda de algodón en agua caliente. Ahora es el momento de poner sobre la mesa todos aquellos pensamientos que me han rondado por la cabeza tras quitarme el reloj de pulsera y construir aquí mi mapa temporal del mundo.
No hace mucho fui a ver una pequeña gran obra de teatro “Sé de un lugar”. Tengo que confesar que la obra me atrapó desde el principio y no porque como espectadora me tocó sentarme en la mesa del comedor de los actores, sino porque derrochaba emociones por todos lados… Es una de esas obras que te toca el corazoncito, sobretodo porque muchos treintañeros como yo, podemos empatizar con ella perfectamente ya que habla de nuestra realidad más cercana.
La historia no es más que una simple historia de amor con una poderosa banda sonora: la canción de Triana, “Sé de un lugar”; aunque no hay nada de simple en ella: El miedo al compromiso, el poder de las expectativas, la incapacidad de enfrentarse a la realidad que no gusta, el temor a la cruda verdad, la dilación del tiempo por no actuar…
Simó y Béré son dos personas que se asustan cuando descubren que se ha creado un vínculo entre ellos más fuerte de lo que esperaban. Renuncian a compartir sus vidas pero se ven condenados a permanecer entrelazados. Ese fuerte sentimiento trastoca a Simó quien se aísla del mundo negándose a salir de su piso. Sólo tendrá dos visitantes recurrentes: Shahrukh, un indio que le hace la compra, y Béré, que le sigue manteniendo unido a la realidad. Hoy en día se prima la comodidad y la practicidad en eso de las relaciones personales, a veces lo menos importante es sentir ese vínculo que te une a la otra persona irremediablemente, sin un sentido aparente. El deseo de comprender qué está pasando en tu corazón ha acabado con grandes historia de amor. Es Simó quien habla de los “incapacitados emocionales” que buscan otros incapacitados emocionales en un juego amoroso perverso y es Béré quien utiliza a sus amantes siendo consciente de que no hay nada que le conecte a sus parejas. Mientras ambos ignoran el vínculo que “Sé de un lugar” ha creado en ellos.
La obra juega también con la soledad y la soltería. Béré dice en un punto que “está soltera pero tampoco está sola” a lo que Simó le responde “estoy solo pero tampoco me siento soltero”. ¿Cuántas parejas conocemos que están juntas por miedo a estar solas? ¿Y cuántas personas están solas porque sienten pavor al compromiso? Nos cuesta tanto escuchar lo que necesitamos que, como consecuencia, nos aislamos. Simó lo hace en su casa y Béré lo hace en su cotidianidad. Soledad en soledad, soledad en compañía. En ambos casos se renuncia a sentir por miedo al dolor, por evitar ser una “puta persona de mierda”.
Aún así, lo que podía ser una historia de amor digna de la más pastelosa película de Hollywood, se ve empañada por las expectativas que tienen el uno para con el otro. Uno espera que el otro reaccione de la manera que uno quiere que suceda y cuando no pasa, se crea frustración y una profunda infelicidad en las que se quedan encallados, varados como un barco en la playa, como un reloj parado. Así se dilata el tiempo en una especie de limbo doloroso porque, al no actuar, ambos sufren esperando que el otro dé el paso, esperando ese momento mágico donde los dos podrán estar unidos por siempre jamás. No es hasta que encuentran el valor de hablar, de sincerarse que todas las piezas del puzzle parecen encajar a la perfección. Es Béré quien recrimina a Simó citando a “Jorodowsky” que “uno tiene que aceptar que los otros no lo querrán como uno espera ser querido”. Simó, que parece no querer escuchar la verdad; no queda muy convencido sobre lo que le propone Béré y permanece escéptico ante la noción de lo que para Béré es “el amor incondicional”.
El final, obviamente no os lo desvelaré, porque hay que ir a verla. Es una de esas obras que mueven muchas cosas en tu interior, te despierta y te incita a rebelarte. Sin duda, una gran opción para tu tiempo de ocio.
PS: Si no puedes ir a disfrutarla en directo, siempre puedes leer el magnífico guión que encontraréis en su página web.
Por extraño que parezca estas situaciones se dan muy a menudo. Por lo que parece hay parejas que como pareja no funcionan pero entre ellos es como si hubiera algo que los mantiene unidos e intentan tener el control sobre lo que el/la otr@ hace o deja de hacer con otras personas. Así no se puede vivir, es como estar en un limbo permanente donde ninguno de los dos avanza, condenados a vivir con celos y como tu dices, "solos en compañia". Me parece muy interesante el tema de la obra, le echaré un buen vistazo al guión :). ¡Un saludo!
Bienvenido Jesús!! Te entiendo perfectamente porque yo a veces me siento como tú. Creo que lo más importante es averiguar qué necesitas en vez de qué quieres porque a menudo lo que quieres no es lo mejor para tí. Puede que haya días que quieras tener pareja porque "envidias" las relaciones de los demás o simplemente te sientes solo y tener pareja es una buena manera de llenar el vacío; puede que haya otros días que no quieras sacrificar tu independencia y salga tu parte más egoísta de no querer compartir la vida con nadie más. Sin embargo pienso que el/la otr@ juega también un rol indispensable. Si es la persona adecuada no creo que le demos más vueltas al asunto pero no siempre es fácil saber si esa persona es para ti o no, si existe el mismo vínculo que tienen Simó y Béré. Hay una frase de un libro que me encanta porque dibuja a la perfección lo que pienso y si apareciera alguien que pensara igual, mis dudas se despejarían de inmediato. La frase es la siguiente:"Dos que fundan un amor, son dos que fundan un país nuevo en un territorio virgen. Llegan a ese país desde patrias diferentes, desde culturas distintas, desde historias disimilares, quizás con idiomas desiguales. Pueden fundar ese país sometiendo uno de ellos al otro, para lo cual deberán atravesar una guerra, lamentar las pérdidas y convivir con el resentimiento. O pueden hacer de su país una nueva nación amorosa que se nutre de la diversidad y que, precisamente por eso, puede ser nueva y trascedente." Sergio Sinay, El Buen Amor. Un saludo!!
Saludos Scrow!! Gracias por tus fieles comentarios. Creo que disfrutarás de la lectura del guión. A veces sorprende el daño que se hacen las personas por no aceptar que lo que se ha acabado, se acabó y que agua pasada no mueve molino. Parece que nos gusta sufrir ;-).En el caso de la obra, pienso que el problema tiene más que ver con el hecho de no querer aceptar que pueda existir el amor incondicional, ese vínculo tan fuerte con la otra persona que nada parece poder romperlo. El no aceptar que están enamorados, el no sincerarse el uno con el otro es lo que los lleva a sufrir a ambos en un limbo de incertidumbre. Hasta la próxima!!
Esto me recuerda a una conversación que mantuvimos entre sedimentos geológicos, torres vigías y flamencos... Que, por cierto, podrían ser 3 buenas metáforas del amor y sus circunstancias. Muy bonita la cita de Sinay.
Bueno Píramo... hay que utilizar la inspiración del día a día... fue una bonita conversación la que mantuvimos entre sedimentos geológicos, torres vigías y flamencos...No había caído, pero tienes toda la razón: las tres son grandes metáforas del amor y sus circunstancias!!!
Y no sólo en temas de pareja. respiramos por necesidad, pero casi todo lo demás lo hacemos por costumbre o por imposición. Si nos parásemos no ya a pensar, sino a escuchar lo que nuestro cuerpo y nuestra alma nos piden, y se lo diésemos, seríamos mucho más felices.
Saludos Alicia!! Celebro que te haya gustado la entrada... Esta parece haber tenido mucho éxito ;-) Comparto contigo todo lo que dices. Estamos acostumbrados a hacernos los sordos con nosotros mismos y a escuchar tan activamente lo que necesitan los demás que llegará el día en que nos desconectemos de nuestras necesidades por completo... En fin, aún hay luz al final del túnel y afortunadamente hay una potente minoría que hemos empezado a escuchar nuestras necesidades. No todo está perdido en pos de la felicidad!!
Comentarios
Así no se puede vivir, es como estar en un limbo permanente donde ninguno de los dos avanza, condenados a vivir con celos y como tu dices, "solos en compañia".
Me parece muy interesante el tema de la obra, le echaré un buen vistazo al guión :).
¡Un saludo!
Y no sólo en temas de pareja. respiramos por necesidad, pero casi todo lo demás lo hacemos por costumbre o por imposición. Si nos parásemos no ya a pensar, sino a escuchar lo que nuestro cuerpo y nuestra alma nos piden, y se lo diésemos, seríamos mucho más felices.
Me ha gustado mucho la entrada.
Un saludo!!