Conocí el blog Cómo no ser una drama mamá de la mano de mi querida Urraca y es que ella siempre me ha guiado como aquella hermana mayor que nunca tuve. Ya entonces, en mi breve visita a mi amiga del alma, pensaba en comenzar un blog pero no tenía claro el tema o si tendría tiempo para poder publicar entradas de forma regular (y es que siempre he estado muy falta de tiempo). Sí, ya lo sé, excusas varias por si el proyecto no tenía el éxito esperado y es que vivir con expectativas es un freno a cualquier tipo de creatividad. Mi querida Urraca, que es una fuente de sabiduría portentosa(que ya le gustaría a la Wikipedia), me mostró los blogs que ella seguía (siempre desde el anonimato, por supuesto). Nos tiramos en el sofá con su Iphone mientras mi sobrino postizo, que aún no había llegado a su primer aniversario, alternaba el tiro libre de ladrillos de plástico con una lectura activa del cuento de Pocoyó en inglés que yo misma le había regalado porque nunca es temprano para el fomento de la lectura ni el aprendizaje del inglés. Mi querida Urraca me introdujo en el mundo de las drama mamás aquel mismo día. Recuerdo las risas al vernos reflejadas en momentos de nuestra infancia, en reconocer a nuestras madres y al comprobar que, aunque mi querida Urraca lo quisiera evitar, se iba convirtiendo en una drama mamá a medida que mi sobrino postizo iba creciendo. Aquel mismo día decidí que pronto tendría mi propio blog.
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La niña jugando con sus barriguitas |
Parece ser que no sólo nosotras disfrutamos del blog. Amaya Ascunce logró la atención necesaria para que Planeta se interesara por su historia convirtiendo su blog en un libro. Vaya, que cumplió el sueño de cualquier bloguero de a pie: que venga una editorial potente, te publique tu historia y te retire de ese trabajo que odias porque lo que realmente quiere cualquier bloguero de a pie es vivir de lo que escribe. Y cuál fue mi sorpresa el pasado lunes cuando el cartero me trajo un paquete de mi querida Urraca que contenía el sueño de Amaya hecho realidad: “Cómo no ser una drama mamá. Las 101 frases de tu madre que juraste no volver a repetir.” El libro me ha acompañado durante toda la semana obsequiándome con momentos de risa extrema. Muchos que me han visto leyéndolo, han pensado que se me había ido la olla y es que me he reído tanto que se me han saltado las lágrimas en sitios poco apropiados. Y cómo necesitaba echar unas risas… Pero no, cualquier hija treintañera que se lea el libro o, en su defecto el blog, entenderá mi comportamiento "inestable". Enseguida la niña (esa soy yo) se vio reflejada en aquella nena mal comedora que odiaba las vainas y sintió compasión por ella porque mi madre al menos me hipnotizada con los dibujos animados con la esperanza de que tragara aquella inmensa bola de comida que cambiaba de lado inquietantemente, como una escena de esas de película de terror a cámara lenta.
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La niña comiendo
un nutritivo plato de lentejas
(hoy en día es la única
legumbre que logro comer) |
Tras la lectura he entendido mi obsesión por comprobar si he dejado la plancha encendida (haya planchado o no) o el inmenso placer al andar descalza por cualquier superficie(y es que a mi madre le encanta decirme, incluso ahora con 32 años, eso de “no andes descalza por ahí que te vas a resfriar…”) o por qué me bajo la blusa para que no se me enfríen los riñones o por qué guardo las 2 horas de rigor después de comer antes de meterme en el agua… En resumidas cuentas, que con las variaciones pertinentes, todas nuestras madres son drama mamás: nos aconsejan qué hacer y cómo hacerlo SIEMPRE por nuestro bien.
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Al contrario que la nena,
la niña siempre ha tenido mucho ritmo. |
Visto desde la distancia y el recuerdo, nuestra infancia parece una sitcom en toda regla. Aquellas frases son las que nos han hecho las mujeres que somos hoy nos guste o no. La misión de Amaya por evitar repetir patrones de conducta con sus futuros hijos es de alabar pero, desafortunadamente, el gen está en nosotras tengamos hijos o no. Yo, la niña, tras conocer este término me defino como drama teacher. Y es que repito aquellas frases del inconsciente colectivo del gremio, eso sí, siempre innovando porque a creativa no me gana nadie:
-Qué paciencia me ha dado Dios: la voz de la tradición escuchada hasta la saciedad tras años de estudio en colegios de monjas.
-En otra vida tuve que hacer algo espantoso, seguro que era un asesino en serie o algo así: este es mi punto dramático y fantasioso que a eso tampoco me gana nadie.
-¿Qué parte de SILENCIO no hemos entendido?: aún me sorprende que esta pregunta retórica tenga efecto alguno… Pero creo que intentan descubrir exactamente qué parte no entienden, la frustración les abruma ante una pregunta tan complicada y deciden callar... POR SI ACASO...
-¿Te hago un croquis?: esta es de mi propia cosecha (o eso creo, las dudas de autoría ahora me desbordan), me gusta cómo suena la dichosa palabrita CROQUIS (no me preguntéis por qué, porque ni yo misma lo sé). Es bastante útil con esta generación digital que no sabe cómo coger un boli o utilizar una libreta o incluso sentarse bien, lo que me lleva a otra de mis famosas frases…
-Siéntate bien que te vas a caer (intento de colarme una recolocación temporal hasta que me despiste), bien sentado (refunfuña, gira las piernas y deja de apoyarse en la pared), ¿ves como no era tan difícil? (sonrío victoriosa por saberme poseedora de un poder ilimitado). De nuevo la voz de la tradición.
-Tres, dos y medio, dos…: a lo que le sigue un silencio sepulcral porque si no, copian y cómo odian copiar!! Y es que luego tienen agujetas en la muñeca. Los niños de hoy en día no son como los de antes...
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La niña, intrépida aventurera
en la naturaleza salvaje |
Y seguro que debo tener más… pero ahora mismo no las tengo muy presentes...(Pánico ante la posibilidad de que alguno de mis alumnos le de por abrir un blog con mis frases :-()Así que debo confesar que sí, que soy una drama teacher y porque todavía no tengo hijos propios que cuando los tenga… Ay, pobrecitos míos, lo que van a sufrir!! Porque sí, chic@s, tengo el don de la providencia de los desastres más atroces jamás acontecidos, como cualquier drama mamá que se precie; y a eso tampoco me gana nadie.
Comentarios
Espero tu siguiente entrada ansiosa... Muackkkkk
Te alegrará saber que el Churum está haciendo sus deberes y que a sus 20 meses ya se sabe el abecedario completo en mayúsculas. Dentro de unos meses..... lee solito! Jejeje.
Un abrazo muy fuerte.
La Urraca