“No tengo tiempo. Mi día debería tener 48 horas”. Cuando lo repites como un mantra es un signo irrevocable de que tienes un serio problema con el tiempo y creedme cuando os digo que es una de mis citas célebres. Al final se hace realidad y el tiempo se encoge como una prenda de algodón en agua caliente. Ahora es el momento de poner sobre la mesa todos aquellos pensamientos que me han rondado por la cabeza tras quitarme el reloj de pulsera y construir aquí mi mapa temporal del mundo.
Maldito Karma se presentaba como una de esas novelas de literatura ligera, humor surrealista y tintes de libro de autoayuda que es ideal para llevarte a la playa. ¿Y cómo adquirí semejante “bodrio” pensaréis los puristas literatos? Pues porque no únicamente de buena literatura vive el hombre y a veces hay que leer cosas que no impliquen tu total y entera atención, algo para pasar un buen rato, distraerte y no acabar la lectura queriendo cambiar el mundo. Pero vaya... mi gozo en un pozo porque la historia me enganchó y se convirtió en otro de esos libros que me han dicho algo importante. Y es que siempre he sido de las que ha pensado que el tiempo pone a todo el mundo en su lugar y que todo lo que sucede, sucede por alguna razón. Supongo que por eso me llamó la atención la historia de Kim Lange: una exitosa presentadora de televisión, con los aires más que subidos, un matrimonio a punto de romperse, una hija totalmente descuidada y las prioridades desubicadas. La historia comienza con Kim, la presentadora sin parangón, posponiendo la celebración del cumpleaños de su niña de la que se ocupa por entero su marido. En pocas líneas se describe a una persona competitiva con la única preocupación de seguir en lo más alto de su carrera. Aquella misma noche asiste a una gala donde le dan el Premio TV a la mejor presentadora de informativos. Sin embargo; el día, que ya le había estado dando señales de que no iba a ir del todo bien (y es que hay que estar atento porque la vida te va poniendo pistas que te avisan de si aquello va a ir bien, aunque a menudo, lo que queremos no es siempre lo que más necesitamos y acabamos ignorando los mensajes que nos da la vida), acabó de manera desastrosa. Al subir a recoger el premio, se le rasga el vestido dejándola semidesnuda ante todo el auditorio y la audiencia. Su vergüenza la lleva a refugiarse en su habitación de hotel donde tiene una aventura con un compañero de trabajo, Daniel Kohn. Ha tocado fondo emocionalmente y sube a la terraza del hotel. La desolación la consume hasta que ve algo en el cielo que se acerca a ella rápidamente. No es una estrella, no es un superhéroe, es el lavabo de una estación espacial rusa. El impacto es brutal y Kim muere al instante. ¿No es un principio delirante? A mí me hizo reflexionar sobre el orden de mis prioridades. ¿Qué es importante para mí? ¿El trabajo? ¿La familia? ¿Los amigos? ¿Los libros? ¿El blog? A veces me cuesta ver qué es lo más importante en la vida. Parece que el trabajo y el éxito profesional son indispensables para ser feliz pero hay otras parcelas que son igualmente primordiales pero a las que no les prestamos atención porque siempre están ahí (hasta que dejan de estarlo). Eso es lo que le sucede a Kim en el momento de su muerte. En lo más alto de su carrera, se lamenta de su lejanía para con su familia y, acto seguido, muere absurdamente.Como he dicho anteriormente siempre he pensado que las cosas pasan porque tienen que pasar y si te detienes a observar, verás que de todo puedes aprender algo. Kim se despierta en el cuerpo de una hormiga. Se ha reencarnado como bien le informa Buda, otra hormiga gigantesca y con sobrepeso. La presentadora no da crédito a lo que le ha sucedido. En esta primera vida aprende cuál debería haber sido su primera prioridad en la vida: su familia, y también lo que tiene que hacer para recuperarlos: acumular karma positivo. Vida tras vida, Kim va haciendo buenas obras, se va convirtiendo en aquella persona que había olvidado ser y se sacrifica una y otra vez para poder estar cada vez más cerca de su familia. Incluso renuncia al Nirvana por estar con ellos.Obviamente, tiene un “happy ending” (un final feliz) y tranquis aquellos que odian los spoilers, que se ve desde la primera página. La historia de Kim, siempre acompañada de su inseparable compañero el célebre Giacomo Girolamo Casanova, es un viaje iniciático hacia la reorganización interna, hacia el restablecimiento de las verdaderas prioridades, hacia el nirvana real y verdadero de la propia existencia. Así que tras la lectura, yo también he intentado reorganizar mis prioridades, no es fácil porque siempre hay que sacrificar algo y desapegarte no es siempre sencillo. Pero, una vez que más o menos tengo mis prioridades reorganizadas; me siento mucho más realizada, plena y feliz. Es importante tener metas realizables que cubran tus necesidades aunque esas necesidades disten de los patrones sociales. El nirvana de otros no es necesariamente el tuyo propio, así que, recordando lo que le dice Buda a Kim: ¡No hace falta nirvana para llegar al nirvana! Simplemente hay que caminar hacia tuyo propio.
Excelente!! Por si te interesa, otra novela del mismo estilo de este autor es: "Jesús me quiere" No es tan bueno como el Karma pero es entretenido también. :)
Alicia, mi modo zen se debe en parte a que estoy de vacaciones... y de un meditado cambio de ritmo de vida. Hay que cuidarse un poquito... :-) jeje, priorizar a menudo puede ser efectivo. Lo probaré XD.
Jesús, me lo apunto a mi lista... pero vaya tengo una lista tan larga que va a tardar en ser leído. Si dices que Maldito Karma es mejor, "Jesús me quiere" lo cogeré de la biblio. Gracias por la sugerencia :-))
Comentarios
Yo ahora priorizo cada dos o tres horas. Está bien, porque si no me pierdo.
Muy fresca la entrada.
Un saludo!
Jesús, me lo apunto a mi lista... pero vaya tengo una lista tan larga que va a tardar en ser leído. Si dices que Maldito Karma es mejor, "Jesús me quiere" lo cogeré de la biblio. Gracias por la sugerencia :-))