Hervé y yo compartimos edad y espíritu aventurero. La historia de este intrépido comerciante de gusanos de seda se abre como un capullo en primavera lenta y elegantemente en capítulos con regusto a haikus en prosa. El libro es como un álbum de fotos, de postales de viajes coleccionadas con esmero. Y así Hervé pasa de ser soldado a comerciante de gusanos de seda y, en busca de los mejores ejemplares para hacer la mejor seda, inicia una serie de viajes por el mundo. Buscador incansable, las dudas lo atenazan cuando le ofrecen un viaje a Japón, a los confines del fin del mundo, un terreno casi inexplorado, exótico, misterioso… su esposa Hélène le dará la confianza que necesita para iniciar el viaje que cambiará toda su vida.
Y es que hay viajes que te tocan en lo más profundo, que te ofrecen una posibilidad de vida exótica, una alternativa a una anodina cotidianidad. Hervé se queda enganchado al misterio, a lo que podría haber sido, a una idea, a un sueño sin cumplir, a la promesa de un amor prohibido… ¿Quién puede rechazar algo así? Yo he buscando incansablemente mi lugar en el mundo, aquello que me faltaba, la novedad, lo desconocido, el misterio… huir de mi anodina cotidianidad como si hubiera algo mejor, la promesa de la existencia de algo que me llenara ahí fuera en un país desconocido. Y así Hervé (como tant@s) camina por la vida como un hombre inacabado, como si hubiera podido tener una vida mejor, resignado con la vida tranquila que le ha tocado vivir junto a su Hélène.
Y es Hélène uno de los personajes más impresionantes de toda la historia: la invisible Hélène, siempre presente como una constante inalterable al lado de Hervé. Un amor tranquilo y paciente, una compañera de viaje incansable a la que Hervé no hace visible hasta que deja de estar a su lado. De repente, dota de la importancia necesaria la convivencia con su amada esposa y llora en silencio por no haber sabido quererla como ella se merecía, por no haber sabido aprovechar su leve vida juntos.
Yo siempre he pensado que hay personas en la vida que caminan a tu lado por un tiempo porque tienen una función que cumplir, algo que enseñarte. Hay veces en que esta misión está clara, pero en la mayoría de los casos, lo aprendido se hace patente una vez que esa persona ya no está en tu vida. Puede que sean lecciones dolorosas o momentos de alegría intensa, eso nunca se sabe. Hay muchas Hélènes en nuestras vidas pero no las vemos o no las queremos ver. Como le sucede a Hervé quien vive anhelando un amor prohibido mientras ignora que tiene el amor de su vida justo a su lado. Cuando abre los ojos ya es demasiado tarde.
Cerré la última página del libro con nostalgia, como quien vuelve de un gran viaje que ha transformado su vida, como si hubiera vivido una intensa lección vital. Hélène se había quedado en mi corazón a pesar de ser una actriz secundaria. La historia de Hervé, no era la historia que había leído. Hélène se había convertido en la protagonista de “Seda” casi sin darme cuenta, como un susurro en la noche. Un bostezo, el libro cerrado en la mesita, la oscuridad, la brisa en la ventana y por fin mis ojos se rinden al profundo sueño nocturno.
Comentarios
Para mí los libros son algo más que historias, siempre te dejan una marca en el alma. Es mi manera de clasificar los libros en buenos o malos. Más que la calidad literaria, valoro su capacidad de emocionar o no. Me alegra saber que hay gente como yo por ahí que también recuerda las sensaciones en vez de recordar las historias. Saludos y espero volver a encontrarte por aquí. Siempre serás bienvenido. XD
Quizá lo retome por si ahora viese otra cosa.
Gracias por compartir, como siempre :)
Gracias por comentar. Sé que hay gente que lee pero que nunca comenta y tú siempre estás ahí. Me gusta saber lo que piensan mis lectores. Soy curiosa por naturaleza XD. Un abrazo, beauty.