Indignación. Esa es la palabra: I.N.D.I.G.N.A.C.I.Ó.N. Ese es el sentimiento que tuve cuando cerré la última página de la trilogía de Cincuenta Sombras de E. L. James. Y "¿por qué?" Os preguntaréis. Es el libro de moda. Es uno de los libros que más se ha vendido en toda la historia (manda webs también la cosa) y tiene completamente enajenadas a todas las mujeres del mundo. No lo entiendo. Tantos años de lucha para conseguir la igualdad y perdemos el norte por un par de pantalones rico y atractivo. Parecemos groupies de una banda de rock de segunda fila.
Y es que la fuerte estrategia de marketing que se esconde detrás de la historia ha sido algo más que efectiva (debería tomar nota). ¿Y qué se esconde detrás de tanta publicidad? El morbo. Nada más y nada menos que el morbo por leer una novela erótica sadomasoquista que acaba siendo el pastel de vainilla más empalagoso que he probado jamás porque literariamente, la trilogía, deja mucho que desear. Vaya que no es más que un best-seller veraniego. Y como cualquier best-seller que se precie está escrito de una manera amena que hace que te enganche sin grandes palabros ni figuras literarias. Es más, si alguna vez perdiera mi preciado tiempo en volver a leer Cincuenta Sombras sería para contar las veces en la que la autora y traductora utilizan la expresión “y puso los ojos en blanco”. ¿Cuántas veces se pueden poner los ojos en blanco sin acabar con un problema de visión crónico? Cincuenta Sombras es fácil y rápido de leer como un menú de restaurante de comida rápida aunque la digestión posterior sea lenta y pesada. Es un precio que hay que pagar por ciertas acciones. Y es que toda acción tiene una reacción.
Y mucho marketing, mucho marketing… pero ¿de qué va Cincuenta Sombras? Pues de un guapo y rico empresario que se obsesiona por una chica del montón y sin experiencia y la colma de regalos caros, de atenciones y de viajes románticos. Ya sé que muchos pensaréis ¿y cuál es el problema? ¿No es esta la relación con la que todas las románticas empedernidas hemos soñado alguna vez? El problema es que Christian Grey es un Amo sádico, obseso, controlador y sobreprotector que vigila las 24 horas del día los movimientos de Anastasia Steele rayando incluso la frontera de una enfermedad mental al más puro estilo de maltratador profesional. La autora lo excusa con una infancia dura y difícil en la miseria más absoluta y con una madre adicta que muere cuando él tiene cuatro años. Y como terapia personal el señor Grey decide mantener relaciones sadomasoquistas donde él domina y no deja que nadie le toque. Todo su mundo se trastoca cuando conoce a Anastasia, una alumna de literatura inocente e inexperta que es la primera en no caer a sus pies a la primera. Esto le supone un reto, una caza, un juego erótico que tiene unos efectos insospechados en Christian. Por primera vez en su vida está enamorado.
Y bueno no os voy a explicar más porque entonces sí que no vale la pena que os gastéis los 60 euros que vale la trilogía que ahora pensado así de repente da un poco de vértigo el dinero que he invertido en E.L. James. Sí que tengo que admitir que el primer libro es el mejor de los tres. Las escenas eróticas son bastante imaginativas aunque con el paso de las páginas se convierten en “un poco más de lo mismo” y acaban aburriendo; el ritmo es ameno y pasas capítulos casi sin darte cuenta; y el cliffhanger del final hace que no te quede otra que querer leer el siguiente. Pero no esperéis un libro que cambiará vuestra vida (ni tan siquiera la sexual).
Y ¿por qué me he indignado tanto si he leído bodrios parecidos con anterioridad? Porque creo que hay una estrategia del sistema social patriarcal clara de que las mujeres bebamos los vientos por hombres con un nivel alto de testosterona y poder. ¿No hemos superado ya las jerarquías? ¿Qué hay de la igualdad de sexos? No os confundáis, no soy una feminista de esas que odian a los hombres. Creo en un acompañamiento de entendimiento mutuo donde ninguna parte de la pareja gobierne sobre la otra. Hay una cita de Sergio Sinay que explica a la perfección mi parecer sobre el asunto: "Dos que fundan un amor, son dos que fundan un país nuevo en un territorio virgen. Llegan a ese país desde patrias diferentes, desde culturas distintas, desde historias disimilares, quizás con idiomas desiguales. Pueden fundar ese país sometiendo uno de ellos al otro, para lo cual deberán atravesar una guerra, lamentar las pérdidas y convivir con el resentimiento. O pueden hacer de su país una nueva nación amorosa que se nutre de la diversidad y que, precisamente por eso, puede ser nueva y trascedente." (El Buen Amor).
Pero no voy a ser yo quien juzgue la relación entre Christian y Anastasia. Cada uno es libre de elegir libremente cómo y bajo qué circunstancias establecer una relación de pareja en dónde ambas partes sean felices. Lo que sí me preocupa es el éxito del libro, del alto número de mujeres que lo hemos comprado y leído. Que los libreros sin escrúpulos lo recomienden bajo la frase comercial “las mujeres mandan a sus maridos a comprarlos porque ellas no se atreven”. Sin duda, se hace visible un problema interno en las relaciones personales. ¿Realmente necesitamos a un Christian Grey en nuestras vidas que nos dé caña? ¿O nos identificamos más con una Anastasia Steele, la inocente e inexperta que acaba conquistando a un millonario y viviendo una vida más que acomodada? Morbo, poder y violencia. La sociedad está involucionando.
Con esta entrada he roto una de las máximas más importante para mí: no comentar libros que no valen la pena o que no han movido algo positivo en mi interior (leo mucho más de lo que comento aunque sólo reseñe historias que han sido importantes para mi crecimiento personal). Pienso, sin embargo, que el debate es interesante y que si alguien decide leerlo tras este post espero y deseo que sea crítico con la lectura. Si leemos entre líneas en este best-seller veraniego sin pretensiones de pasar a la historia de la literatura por su calidad, se puede observar que se propone una sociedad bastante cruda y triste, un modelo de interacción social de poder y sumisión, de dinero y violencia, de morbo… alejado de cualquier forma de amor sincero y profundo respeto entre los amantes.
P.S.: Y por si no fuera poco la adaptación cinematográfica ya está en marcha.
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Comentarios
Pero ¿Para qué lo compras? Con los Best Seller hay una única acción posible: te vas al Corte Inglés, donde el anonimato es casi mayor que en internet, lo coges y lees un poco. Unas páginas suelen bastar, pero si no eres de juicio rápido, te lees un capítulo. A esas alturas ya sabes si merece la pena o no. Y si no la merece... pues eso, que se quede ahí.
Y te ahorras el mal rato, mujer, porque vaya mal rato te has pasado.
Si te sirve de consuelo, las personas inteligentes de las que me rodeo lo han puesto tan a caer de un burro como tú, así que no desesperes: lños amos del sistema lo intentan, pero los sistematizados nos negamos con eficacia.
Un beso, guapa!
En cuanto a lo del gasto económico... creo que voy a empezar a invertir en el formato electrónico. Es mucho más barato y ocupa menos espacio. Pero sí que me ha dolido pagar lo que he pagado por Cincuenta Sombras.
Y no sabes la alegría que me da que haya más gente por ahí que piense como yo y encima inteligente!!. Intentaré no desesperarme mucho :-)
Gracias beauty!! Besos!!
Un beso!!!