“No tengo tiempo. Mi día debería tener 48 horas”. Cuando lo repites como un mantra es un signo irrevocable de que tienes un serio problema con el tiempo y creedme cuando os digo que es una de mis citas célebres. Al final se hace realidad y el tiempo se encoge como una prenda de algodón en agua caliente. Ahora es el momento de poner sobre la mesa todos aquellos pensamientos que me han rondado por la cabeza tras quitarme el reloj de pulsera y construir aquí mi mapa temporal del mundo.
"Leo sin mucha curiosidad un artículo sobre el bambú chino. Después de plantada la semilla no se ve nada durante aproximadamente cinco años, salvo un brote diminuto. Todo el crecimiento es subterráneo, se está construyendo una compleja estructura de raíces que se extiende vertical y horizontalmente por la tierra. Entones, al final del quinto año, el bambú chino crece velozmente hasta alcanzar una altura de veinticinco metros..."
"Aleph", Paulo Coelho.
Los que me siguen en mi perfil de facebook ya se habrán dado cuenta de mi inactividad en la red social últimamente. Y no es que me haya tomado unas pequeñas vacaciones, aunque realmente las necesite, sino que estoy a punto de cerrar un círculo muy importante en mi vida: mis ojos. Tranquilos que no vuelven a estar malitos. Van a entrar en la última fase de recuperación que implicará una mejora en mi calidad visual. Y eso es motivo de celebración, no de tristeza. Así que a partir de mañana este blog permanecerá temporalmente inactivo hasta que acabe de cerrar este episodio en mi vida. Prometo volver y con energías renovadas. Realmente os echaré de menos. No quiero dar fechas de vuelta porque volveré cuando tenga que volver, cuando ya esté recuperada del todo. Ahora necesito tiempo para mí y me gustaría que lo entendierais.
Y buscando ese anhelado tiempo para mí me refugié una vez más en la lectura. Hice una compra de libros por internet y El Aleph de Paulo Coelho estaba a 2 euros así que lo compré sin pensarlo mucho. Nunca he sido muy fan del escritor porque se me hace un poco resabido y arrogante aunque me he leído varios de sus libros (todos en formato de bolsillo y rebajados). Coelho dice cosas tan simples y evidentes que no parecen importantes a simple vista pero que conviene recordar de vez en cuando porque es justamente en su simpleza donde se muestra algo mucho más profundo.
"La verdadera sabiduría significa respetar las cosas simples que hacemos, porque ellas nos pueden llevar hacia donde necesitamos ir." Paulo Coelho
El Aleph es una obra autobiográfica. Coelho sufre una crisis espiritual y siente la necesidad de viajar para salir de su rutina. Inicia así su cruzada personal por averiguar el sentido último de su existencia. Se vuelca en la promoción de su libro y recorre varios países en poco tiempo aunque no acaba de encontrar lo que busca. Su punto de inflexión sucede cuando sube al Transiberiano acompañado de dos personajes que lo llevarán de la mano hacia su destino final: Hilal, una misteriosa violinista que se siente en deuda con el escritor con el que vivió una historia de amor en una vida anterior unos 500 años atrás y Yao, su traductor y maestro de aikido que le hará de espejo y lo ayudará a reflexionar sobre sus propias palabras.
El libro en sí no pasará a la historia de la literatura pero debo confesar que lo disfruté mucho hasta la mitad más o menos. En ese momento el escritor se transporta 500 años atrás para revivir su encuentro con la violinista. A partir de ahí, se vuelve repetitivo y pierde su fuerza espiritual. En cierta manera se convierte en una novela romántica sin mucho atino. Y el final pues, más o menos lo podéis deducir, tiene la gran revelación y sale de su crisis espiritual.
A pesar de todo no encuentro que su lectura haya sido una pérdida de tiempo.Me recordó algo que tenía un poco olvidado: la interconectividad humana. Crea o no en la reencarnación sí que siento almas familiares a mi alrededor. No sé cómo explicarlo con palabras porque es más una sensación que otra cosa. Yo siempre he creído que las personas que se cruzan en mi camino, lo hacen por algún motivo. Pueden quedarse un largo trecho o son leves instantes en mi existencia. De todos he aprendido algo. Y de todas esas personas, hay algunas de ellas que son especiales. Yo las llamo almas familiares. Aquellas personas que acabo de conocer pero que en algún lugar muy dentro de mí reconozco como de toda la vida, como si hubiéramos vivido existencias anteriores, como si nos hubiéramos conocido hace mucho. Según las teorías de la reencarnación,en las existencias nos acompañan las mismas personas por tener temas pendientes o porque tiene que enseñarte algo. Reconozco que no soy muy ducha en el tema pero el Aleph juega con esta idea de conexión más allá del tiempo y del espacio. El Aleph es ese punto en el que dos almas se encuentran más allá del lugar físico o la concepción lineal del tiempo. Y es un tema realmente interesante.
Debo confesar que El Aleph me ha hecho reflexionar sobre aquellas personas que se han cruzado en mi camino, aquellas almas familiares que se han reencontrado conmigo y han paseado a mi lado un rato. No puedo más que agradecer que hayáis sido vosotros, justo vosotros, mis maestros en este viaje que es la gran aventura de mi vida, los que me habéis ayudado a cultivar mi bambú chino. Gracias, gracias, gracias. Nos leemos pronto. XD
Te deseo una recuperación lo más reconofortante posible. La meta merece la pena. Con tus ojos lees y con tus lecturas surgen tus artículos. De modo que hay que cuidarlos. El Aleph retoma el típico viaje iniciático, tan recurrente en los momentos de vacíos espirituales. ¿Quién no ha hecho un viaje solitario para reencontrarse consigo mismo alguna vez? Esos viajes pueden ser reales o metafóricos. Y siempre hay alguna bajada a los infiernos, como mandan los cánones.
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