NZ1. 800 palabras

800 words es una de mis series de televisión favoritas en este momento. La descubrí el año pasado y no puedo estar más contenta con el hallazgo. George Turner, un columnista australiano famoso, decide comprar una casa en Weld, un pueblecito costero imaginario de Nueva Zelanda, tras la muerte repentina de su mujer. Necesita empezar de nuevo en un lugar tranquilo en aquel pueblo donde pasaba sus vacaciones veraniegas de pequeño, rodearse de memorias felices en esos momentos de extremo dolor. Sus dos hijos no piensan lo mismo y se ven arrastrados a esa locura transitoria de su padre. Al llegar, la casa es una ruina y la idea de que aquello ha sido un error cobra más fuerza. Sin embargo, los habitantes de aquel peculiar lugar le muestran que Weld es el lugar perfecto para comenzar su nueva vida.
¿Quién no ha fantaseado alguna vez con irse muy lejos de casa? Empezar de nuevo, en un lugar tranquilo y hermoso, rodeado de naturaleza y con la playa a un tiro de piedra para surfear. Yo levanto la mano animosamente y me confieso. Hubo un momento en la vida que hubiera hecho las maletas y me hubiera ido allí con los ojos cerrados. Pero al final la vida me atropelló y aquí estoy escribiendo desde mi despacho que no tiene vistas ni al mar ni a la naturaleza exótica pero que es la vida que al final he decidido vivir a pesar de que a veces no sea la más tranquila. Y es que aquí el tiempo pasa a otra velocidad, demasiado rápido como para poder apreciar lo bonito que me rodea. Mi mente escapa a fantasear a esa ventana de vacaciones perpetuas donde yo pueda elegir mi ritmo y mi propio tiempo. Mi cordura me lo agradece a duras penas.
George acaba adaptándose a esa manera de vivir donde aparentemente nunca pasa nada pero que a un nivel más profundo le conecta a su dolor, a él mismo y a su propia vida. Sus hijos, olvidando los primeros problemas de adaptación a la nueva realidad, también encuentran su lugar en el mundo, aceptan la pérdida de su madre y logran rehacer sus vidas a paso lento.

No prometo regularidad como en otras ocasiones. Escribiré cuando el alma me lo demande, porque ahora quiero escuchar a mi corazón, dejar que mi alma hable y ver hacia dónde me lleva la intuición. Acabé con la planificación de mi vida, surfearé las olas tal como vengan porque al final esa es la emoción de la vida que hemos elegido.
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